lunes, 15 de agosto de 2011

Relato con Solera - ¿Realidad o ficción? (III)

Cuando Álvaro se derrumbó ante la trabajadora de la ETT, todo parecía terminar en un triste final, pero en ese momento, alguien rompió la puerta de la sala, accediendo a ella de manera brusca, acto seguido disparó directamente a la cabeza de la trabajadora de la ETT. Ésta cayó sin vida, ante los pies de Álvaro, mientras éste se limpiaba ciertas gotas de sangre que recorrían su fría piel. Solo bastaron unos segundos para que Álvaro se diese cuenta de quién le había salvado la vida. ¿Como estás? dijo Álvaro, su compañero de trabajo Nando le respondió: pues jodido tío, preferiría estar de fiesta, ¿Qué está pasando aquí?.


Después de unos tres o para ser más exactos cuatros minutos hablando de todo lo que estaba sucediendo en aquel lúgubre edificio, decidieron acceder al piso inferior para encontrar una salida. Mientras bajaban por las escaleras, una sucia y antigua lámpara enfocaban sus pálidas caras. Asustados y con cierta incertidumbre ante lo que podía ocurrir durante los próximos minutos, bajaron el último escalón, escucharon ciertos rasguños en una puerta, al parecer provenían del pequeño departamento de contabilidad. Decidieron acudir silenciosamente, pero de repente escucharon a alguien que corría por detrás de ellos con ganas de abalanzarse a sus cuellos, de manera rápida y sin miramientos, Álvaro agarró el extintor y propinó un fuerte golpe en la cabeza de aquel “hombre” grande, gordo y con un fuerte olor desagradable, el cual, se encontraba lleno de sangre por todos los lados de su amplio cuerpo, con el cuello partido se derrumbó en el frío y desolado suelo de la primera planta. Parecía una especie de contagio, aquellas personas no se encontraban bien, algo les pasaba, ¿cual era el motivo?, se preguntaban Álvaro y Nando. Una vez que se tranquilizaron decidieron continuar investigando y acceder al fin al departamento de contabilidad, donde provenían esos ruidos. Sin dudarlo entraron, y no había nadie en aquel lugar, pero en el fondo del departamento no parecía existir la misma situación de calma, ya que los ruidos persistían, tras una puerta donde se podía leer con cierta dificultad “ABOGADA”. Los dos, decidieron dar unos tímidos pasos hacia la puerta y abriendo poco a poco, entraron en aquel sucio y triste despacho jurídico, alguien estaba escondido debajo de la mesa, temblando y realizando fuertes gemidos. Álvaro pregunto ¿Quién eres? Nando apunto con la escopeta hacia el lugar donde se encontraba aquella enigmática persona. Empezó a levantarse en la oscuridad, ante la atónita mirada de nuestros protagonistas, cuando mostró su rostro Nando dijo: ¿Tú? ¿Qué haces aquí? Esa persona contestó, aquí estaba limpiando, cuando se fue la luz y me asuste. Álvaro y Nando no creyeron mucho a Mina. En ese momento, del armario situado en la parte derecha del despacho cayó un cuerpo sin vida, totalmente desfigurado, con el cuello ensangrentado y atravesado por un palo, al parecer, de fregona. En esos instantes Mina grito, ¡HOY NO ME TOCA LIMPIAR EL DEPARTAMENTO, ME TOCA LIMPIAR VUESTROS CUELLOS CERDOS! Sin pensarlo se abalanzó contra Nando, mientras Álvaro agarró unas tijeras, y después de unos segundos de lucha, desgarró el cuello de la mujer infectada. En ese momento empezaron a salir muchas personas del departamento de contabilidad, todas esas personas poseían las mismas características, sus ojos mostraban maldad y muerte. Sin pensarlo Nando y Álvaro cerraron como pudieron la puerta y arrastraron el armario hacia la puerta para que aquellos seres no pudieran acceder al despacho, con éxito lo lograron. La situación era cada vez más crítica, estaban atrapados en aquel pequeño despacho, y la puerta cada vez resistía menos los fuertes golpes de aquellas personas sedientas de sangre y carne humana. En aquellos momentos de confusión era necesario encontrar una salida si querían seguir sobreviviendo, la ventana no era ninguna opción de escapatoria, tenía rejas, y alrededor de ellos solo se podía observar unas paredes con pintura antigua y poco más. Los seres ya podían mostrar sus brazos por las puertas, mientras miraban a Nando y Álvaro, los cuales, buscaban alguna salida cuanto antes. El armario iba poco a poco despegándose de la puerta, provocado por la fuerza que se ejercía desde fuera, y la presión era cada vez mayor, en un giro de cabeza, Álvaro vio una trampilla al lado de la antigua lámpara que con ciertas dificultades alumbraba aquel despacho, pero en ese instante empezó a agrietarse la pared, algo grande estaba provocando aquello. ¿Por dónde salimos? Álvaro y Nando, no podían creer que se encontrasen en aquel dilema, la puerta casi rota, y la pared a punto de derrumbarse.

Continuará...

El próximo miércoles, entrega final.

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