viernes, 9 de septiembre de 2011

Postcumpleaños (por David)


No quiero que me entiendan, no quiero que me compadezcan, no quiero que me aconsejen, no quiero que comenten esta entrada, ni quiero protagonismo, tan solo quiero expresar con palabras lo que siento.
Ayer fue mi cumpleaños y tomé la decisión de apagar el móvil, darme de baja momentáneamente de las redes sociales y estuve en la misa en honor a la Virgen del Socorro oficiada en la Catedral para poder sentir algo de paz. De esta forma intenté que el día pasara lo más rápidamente posible.
Pienso que un día de cumpleaños es para celebrar con los tuyos tu nueva edad y los logros alcanzados con ella. Pero cuando se está en un punto de retroceso, de infelicidad, de apatía, de desgana, de pereza, de irascibilidad y de malhumor, lo último de lo que se tienen ganas es de celebrar fracasos.
Es por ello, que hoy 9 de septiembre de 2011 me siento aliviado porque ya ha pasado ese mal día. Las pocas personas que lean esta entrada dirán que no estoy bien de la cabeza, pero no, se equivocan, tengo una lucidez extrema. Sé que algunos pensarán que hay que valorar lo que tenemos, sobre todo el capital humano que nos rodea, y yo lo hago cada segundo, aunque no lo parezca. De echo, siempre intento cuidar a mi manera a la gente que quiero. Y tengo la convicción de que todos los que a mí me aprecian aceptan cuantos desplantes yo realice, porque me conocen, saben que es algo innato en mi y no los realizo con mala intención.
He de reconocer que he personalizado demasiado esta entrada pero uno de los motivos del nacimiento de este blog fue el de escribir, entre otras cosas, para exponer las debilidades y pensamientos que muchas veces nos guardamos para nosotros mismos.
Por último, me gustaría aprovechar estas líneas para agradecer las pocas, pero valiosas, felicitaciones que tuve, no sabéis cuanto las he valorado y necesitado. Y pido disculpas por no haberlas atendido como se merecían. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario