Sirva esta entrada para enviar mi más enérgica felicitación a doña María José García-Pelayo. Para los que no lo sepan, durante los próximos cuatro años tendrá su sillón en el Senado, representando a la provincia de Cádiz. Desde estas líneas le traslado mi sincera enhorabuena porque obtendrá una jugosa remuneración por ello.
Esta señora piensa que la ciudadanía es ignorante y nos quiere hacer creer que anhela su puesto en la Cámara de Representación Territorial para trabajar por el bien de Jerez. Pero tan solo hay que comprobar el salario que le correspondería como alcaldesa y compararlo con el de senadora, siendo este último muy superior al primero.
En repetidas ocasiones he mostrado mi desacuerdo con la acumulación de cargos en una sola persona, ya que todos sabemos que “el que mucho abarca… poco aprieta”. Pienso que la gestión del Ayuntamiento jerezano requiere dedicación total y absoluta, y la señora García-Pelayo cumplirá la función de alcaldesa o de senadora, pero ambas a la vez serán complicadas de asimilar, más que nada por la avalancha de problemas que tenemos en nuestra querida ciudad. Muchos dirán que María José tiene capacidad para ello y mucho más, pero imagino que como todo el mundo tendrá sus límites y no es una supermujer.
De todas formas, al hilo de lo anterior, me preocupa que la señora Pelayo no pueda disfrutar, como cualquier persona, de tiempo libre o no pueda atender sus compromisos familiares y personales. Me inquieta que incluso no pueda tener una vida sexual plena por falta de tiempo y no pueda satisfacer sus deseos carnales, como toda mujer de su edad necesita. Yo quiero a una alcaldesa que tenga cubiertas, en todos los sentidos de la palabra, sus necesidades afectivas. Algunos pensarán que he sido un poco soez, pero nada más lejos de la realidad. Para arreglar la actual situación de Jerez es imprescindible que su máxima representante sea cien por cien feliz.
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